Si quieres llegar a ser campeón, elige a tus padres

Esta es una de las típicas frases que se escucha en los ambientes deportivos, y que es el ejemplo del determinismo y de la resignacion más contumaz. Esta misma frase se podría emplear en el ámbito académico, si quieres llegar a ser algo en la vida, elige a tus padres.
Es un verdadero virus que ha infectado la mentes de miles de jóvenes en todo el mundo, que aceptan de manera callada e impotente, que por más que se esfuercen no lograrán ser mejores que lo que sus genes les permiten. ¡Qué craso error!

Nuestra fascinación por los genes y por lo que significan, nos ha llevado a pensar que en el reparto de dones y virtudes, a cada uno, como si de una  mano de cartas se tratara, nos han tocado unos naipes, y no nos queda otra que aprender a jugar la partida de la vida con ellos.

Como metáfora, no está mal, como medio de mantener las diferencias y promover la desesperanza, tampoco.

Yo no sirvo para el deporte, no tengo buen oido, no se me da bien la pintura, debes tratar de buscar lo que se te da bien y centrarte en ello, son frases que padres y alumnos han escuchado alguna vez, a las que habría que unir aquellas que profesores bien intencionados han pronunciados muchas veces, y que son del tipo «no todos sirven para todo», «no da para más» o «tampoco los padres han sido lumbreras».

Sería bueno que pensáramos en ello, y que tomáramos como referencia a aquellos que no fueron considerados, que tuvieron que puentear las malas expectativas y llegaron alto, los que superaron sus debilidades y acrecentaron sus fortalezas con pasión, determinación, esfuerzo y disciplina. El deporte, la música, y otras muchas actividades más, nos muestran estas transformaciones.

De eso tratará este Blog. En un tiempo de desesperanza, de impotencias y de valores poco sólidos, se hace necesario recordar a aquellos que confiaron en sus posibilidades, el mundo del deporte y la educación física sera principalmente nuestro vehículo principal pero no único, las artes, la literatura, las ciencias y el propio dia a dia nos ofrecen ejemplos notables de antifragilidad como expresa Nassim Taleb.

Luis M. Ruiz

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Educacion Física y Baja Competencia Motriz

«Profesor no dejes que tus alumnos crezcan siendo torpes«

Esta es una frase que el profesorado de educación física se debería plantear aluna vez. Indicea la preocupacion que debemos etner por atender a los menos competences en las clases de educacion física y la necesidad de conocer más sobre ellos. Ya es hora de admitir que existen escolares que terminan siendo despreciados porque no saben jugar, por su baja competencia motriz en la clase, y porque para los demás compañeros encarnan la torpeza. Son los escolares que no sienten la satisfacción de conseguir una canasta o golpear una pelota con la raqueta. Que difícilmente han ganado alguna vez una carrera, que tienen miedo a hacerse daño y son los últimos en ser elegidos para formar parte de los equipos de juego. En realidad, no se sienten capaces de aprender lo que sus compañeros aprenden con más facilidad, ya que sus movimientos no son fluidos, armoniosos y coordinados, sino todo lo contrario, son desmañados, torpes, lentos e inseguros.

Este es el objetivo del libro que les presento: Educacion Física y Baja Competenia Motriz ue acabo de publicar en la Editorial Morata.

En él hablo de ellos y lo hago a partir de los hallazgos más actuales sobre esta problemática, el de la baja competencia motriz, asumiendo que debe dejar de ser una dificultad oculta en educación física. Para lo cual se analiza cómo se ha explicado el desarrollo de la competencia motriz , cómo evoluciona y cambia en los años escolares, dando especial relevancia a las dificultades que estos escolares menos competentes pueden presentar. Se plantea lo que significa la baja competencia motriz. Se ofrecen herramientas para poder evaluarla y detectar a aquellos escolares que presentan dificultades para moverse con coordinación. Se Considera el papel que juegan los procesos perceptivo-cognitivos en el desarrollo de la competencia motriz, la importancia que tiene una buena vitalidad física y cómo puede verse mermada en estos escolares por su inactividad. Sin duda la baja competencia motriz afecta a la esfera psicosocial de estos escolares, los sentimientos de incapacidad aunados al rechazo que pueden recibir de sus compañeros más competentes pueden contribuir a la desmotivación y la resignación. Es por ello, por lo que los últimos capítulos se dedican a ofrecer sugerencias pedagógicas a los profesores para que puedan acometer estas dificultad con solvencia y contribuir a paliar sus efectos, contribuyendo a que desarrollen una competencia motriz más exitosa.

Vale

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¿Neofilia educativa?

Dicen que la neofilia es la obsesión por tener lo nuevo, por estar a la última en todo. Algunos expertos la empiezan a considerar una nueva enfermedad.  No diré tanto del asunto que voy a plantear, pero sí  que en Educación Física padecemos algún tipo de neofilia. ¿Por qué?, porque siempre se está cambiando la forma de enseñar, no se encuentra satisfacción con nada. Recuerdo cuando era estudiante que el mensaje que recibíamos era que todo lo que oliese, sonase o pareciese a Gimnasia, era inapropiado, inconveniente, y anticuado. La Educación Física, no era gimnasia, ni yo sería un profesor de gimnasia, lo sería de Educación Física, que era, y debía ser, otra cosa. Era la época del movimiento “PSI”, que haría que esta asignatura fuera como el resto de las asignaturas, moderna y a la última. Eso hizo que mucho programas de Educación Física se convirtieran en programas de Psicomotricidad, sobre todo con los escolares más pequeños, daba más caché.

De las sesiones homogéneas y uniformes, en las que todos los escolares movían sus cuerpos al unísono, ahora los escolares corrían alegremente, saltaban dentro de aros, movían cuerdas o rompían periódicos para liberar sus energías. Los padres estaban encantados de que sus hijos e hijas recibieran estas clases, aunque no supieran muy bien qué se perseguía con las mismas. Para los profesores y profesoras estaba claro que con sus clases se sentaban las bases de todos los aprendizajes escolares. Era una educación de Base como algún especialista indicaba. En un gran acto de fe, y deseosos de estar a la última, pasó a ser reconocida esta manera de pensar en los centros de formación universitarios, pero nadie en esos centros se planteó analizar, comprobar y evaluar si lo que se planteaba era cierto o solo el resultado de un entusiasmo por cambiar las formas habituales de impartir clase. Se confió.

Lo que parecía que duraría siglos, dejó de interesar y llegaron los Pompones, los Diábolos y demás materiales nuevos. Eso si que era divertido. Fue el momento de los Juegos de todo tipo. Para estar a la última había que tomar algún curso, jornada o seminario de juegos malabares. Era lo más. Había que estar a la última, y las tendencias iban en esta dirección. También con esta nueva tendencia se pretendía conseguir que los escolares fueran más coordinados, activos y competentes, aunque muy pocas veces se comprobaba. Lo importante era que con estas actividades estaban más contentos, ocupados y que se portaban bien en las clases. Por supuesto también se desarrollaba su competencia motriz y está se manifestaba en que cooperaban más, eran más empáticos o más sociables, si eran más resistentes, rápidos o flexibles, eso no entraba en el guión. Los centros universitarios también los incluyeron en sus planes de formación, pero tampoco se lanzaron a analizar con seriedad si este tipo de programas y actividades cumplían lo que decían que iban a conseguir en Educación Física. De nuevo se confió.

En la actualidad nos encontramos ante la misma situación. Un nuevo Neo está ante la puerta de la Educación Física y ya se le ha abierto la puerta de forma entusiasta. Ya empieza a oírse en los pasillos de las Facultades Universitarias. Me refiero al fenómeno de la Gamificación. Tiene todo lo necesario para conseguir ganarse un sinfín de seguidores. Rompe con lo habitual, con lo tradicional. No es aburrido. Es innovador y además tiene un nombre más rotundo, algo que tanto gusta. No es lo mismo hablar de jugar que de gamificar… Ya se habla que con sus técnicas, y aprovechando las cualidades de los juegos (que hasta la fecha los profesores de educación física no las habían aprovechado), se aumentará la motivación, la capacidad de solucionar problemas, mejorará el rendimiento (se entiende que será el rendimiento motor), activará la capacidad de aprendizaje de los escolares, etc., etc. En fin, un hallazgo.

Las intenciones son fenomenales, pero la cuestión radica en saber cuál es el soporte empírico que lo avala. ¿Por qué hay que confiar de nuevo en que con estos procedimientos, muy ligados a las nuevas tecnologías de lo digital, los escolares correrán más tiempo sin fatigarse, nadarán mejor, lanzaran mejor, saltarán mas lejos, resolverán mejor los problemas tácticos de un juego (game) deportivo, en definitiva, aumentarán su competencia motriz?.

La Educación Física siempre ha sido gamificadora, o mejor, siempre ha empleado el Juego y los Juegos, como forma y medio de conseguir los objetivos que la Educación de ha planteado específicamente. Y los ha empleado en todas sus formas y posibilidades, pero con una premisa fundamental que fueran suficientemente activos y exigentes como para conseguir desarrollar la competencia motriz de los escolares.

Ahora que la educación física se está gamificando: ¿Quién se preocupará de comprobar empíricamente si es un procedimiento mejor, para desarrollo de la competencia motriz, que los ya existentes?

Sin duda viene a colación aquella frase que atribuyen a Ronald Reagan que decía:

“Confie si, pero Verifique”

Vale

 

 

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Ventana de Oportunidad

La idea de plasticidad cerebral es una idea ya clásica desde D. Santiago Ramón y Cajal, y que otro español el profesor Álvaro Pascual-Leone ha destacado. Supone la posibilidad de modificar el cerebro, y en esta modificabilidad es donde la educación física es fundamental. Las experiencias motrices de los escolares son moldeadoras de su cerebro y de sus interconexiones neuronales. Si la plasticidad es inherente al cerebro, éste se está autoorganizándose constantemente, nutriéndose de estas experiencias, transformando su conectividad neuronal.

Existe abundante investigación que ha demostrado que los escolares necesitan estímulos y experiencias para que las áreas sensoriales y motrices se desarrollen. Las edades escolares son un gran periodo sensible para la adquisición de nuevos patrones de movimiento y de nuevas posibilidades de acción. Es una gran Ventana de Oportunidad.

Exponerlos a buenos programas de educación física es muy favorable para todos los escolares, y especialmente para los menos competentes. Su competencia motriz no se desarrollará por el mero hecho de salir al recreo. Los escolares deben ser retados, incitados, provocados con tareas y actividades motrices que respeten sus posibilidades de acción, su deseo de explorar y sus iniciativas. El tiempo real de práctica de las clases debe aumentar radicalmente.

No hay cambio posible si no se practica lo suficiente y para que se dé el cambio, debe existir suficiente tiempo de juego y exploración, autónoma y dirigida.

Las edades escolares son las propicias para poder darse cuenta de que pueden existir escolares que presentan dificultades para moverse con coordinación, y ofrecerles las tareas que lo remedie (1).

Vale

(1) Recomendamos la lectura del Cap. 3 (pp.105-135), del libro de J. Muñoz-Parreño, y N. Belando (2019). NeuroAcción: la neurociencia aplicada a las Ciencias de la Actividad Física y Deporte. Vigo: McSports.

 

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10 CUESTIONES PARA DARLE AL MAGÍN

  1. ¿Qué significa ser motrizmente competente en educación física?

  2. ¿En qué se fundamenta esta noción?

  3. Si la E.F. tiene como propósito principal el desarrollo de la Competencia Motriz, ¿por qué se da más énfasis a aspectos de otro tipo (emocionales, sociales…) en las clases?

  4. ¿Cómo se hace operativa esta noción en las clases?

  5. ¿Cómo se sabe que los escolares han alcanzado una competencia motriz apropiada para su edad o su etapa educativa?

  6. ¿De qué manera adquieren y desarrollan los escolares su competencia para moverse?

  7. ¿Por qué algunos escolares tienen tantas dificultades para ser competentes en Educación Física?

  8. ¿Cómo se debería contemplar la práctica para el desarrollo de la competencia motriz de todos los escolares?

  9. ¿Por qué se permite que un sector del alumnado aprenda a ser incompetente en educación física?

  10. Esta queda abierta para que cada uno de los lectores se la plantee.

Vale

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La Competencia Acuática de los Menos Competentes

Ya hace bastantes décadas que la profesora Liselott Diem destacó que las edades escolares también son clave para el desarrollo de las habilidades acuáticas fundamentales, y todos parecen estar de acuerdo en que existe una serie de competencias básicas necesarias para poder desenvolverse y disfrutar en este medio: 1) Orientarse en el agua, 2) Ser capaz de entrar y salir del el agua, 3) Flotar, 4) Cambiar de posición en el agua, 5) Mover de las piernas en posiciones diferentes, 6) Propulsarse con los brazos, 7) Controlar de la respiración, 8) Combinarlo en el nado…

Cuando hablamos de escolares con baja competencia motriz, la cuestión que se plantea es si dominan estas competencias acuáticas básicas de la misma forma que el resto de los escolares. Los escolares a menudo aprenden a nadar desarrollando primero la confianza para entrar y salir en el agua, y en estos escolares la confianza no es lo que más les caracteriza. El agua en la cara, en las fosas nasales o la boca, poder tragar agua, tener que mantenerse a flote, cambiar de posición, sumergirse, flotar, controlar la respiración, etc., son los retos a los que se enfrentan, no siempre con la creencia de que serán capaces de conseguirlo.

Acabamos de publicar un pequeño libro (el profesor Juan Antonio Moreno y el que esto escribe) en el que damos infinidad de ideas para poder favorecer que también estos escolares logren la competencia acuática.

Estamos convencidos que todos los escolares pueden lograrla ya que desenvolverse en el medio acuático, y nadar, es una actividad muy recomendable para todos los escolares, y en especial para aquellos que presentan baja competencia motriz, ya que les ponen ante el reto de tener que organizar sus acciones y superar sus miedos y temores, derivados de lo desconocido. Además, esta actividad es muy apropiada para ellos ya que el agua se convierte en un medio que, por sus características, favorece el desarrollo de su vitalidad física en un entorno de mayor estabilidad. A pesar de que sabemos que estos escolares en el medio acuático suelen mostrar avanzar más lentamente en el dominio de estas competencias básicas, con paciencia, buena praxis y empeño, las pueden llegar a alcanzar y disfrutarlas. En este punto parece apropiado recordar lo que Michael Phelps dijo en una ocasión y que podemos aplicarlo a lo comentado:

“Nada es imposible. Con tanta gente diciendo que no podía hacerse, todo lo que se necesitaba era imaginación”

Pues eso utilicemos nuestra imaginación y buen hacer con estos escolares, y seguro que llegarán a sentirse felices, cómodos y competentes en el medio acuático.

Vale

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Jenófanes existe

Todos aquellos que amamos la educación física, el deporte y las actividades físicas en general, y estamos convencidos de que poseen un gran potencial educativo, alguna vez hemos empleado el lema “Mens sana in corpore sano”, o lo han empleado con nosotros para destacar que, lo que hacemos en la escuela, es muy importante, aunque luego nos den muy poco tiempo para hacerlo. Lo que no caímos en la cuenta es que con este lema aceptábamos que había dos partes “la mental y la corporal”, y cuando el supuesto equilibro que se buscaba, se rompe, ¿cuál predomina?, pues eso, la que están pensando, y así lo ha hecho por los siglos de los siglos.

Otro Mantra que hemos empleado para tranquilizarnos ha sido hablar constantemente de la antigua Grecia, de los años dorados de la antigua Grecia, en la que el cuerpo y la mente vivían en armonía, etc., etc., etc., para ponerla como ejemplo de lo que debería ser la verdadera Educación. El Olimpismo contribuyó a esta idealización, y nosotros con él. El resultado de todos estos esfuerzos no ha sido muy fructífero, pues todavía seguimos hablando de que hay que luchar por una mayor presencia  de la Educación Física en las escuelas. Es decir, no hay manera de que el “ideal” cale en la mente de los que deciden sobre estas cuestiones.

Pues bien, acabo de leer un escrito de David Young, profesor de la Universidad de Florida, sobre este particular de la antigua Grecia, y hay muchas cosas que no nos explicaron en las clases de Historia del Deporte.

Dice este autor de la Universidad de Florida que pensar que los griegos tenían un ideal del hombre en el que lo intelectual y lo corporal eran dos caras de la misma moneda, pues que no es correcto. Es cierto que los antiguos griegos valoraban la excelencia en cualquier ámbito, pero también lo es que, ante el auge que tomaba las competiciones deportivas y la adoración por los atletas, empezó a surgir una influyente minoría de intelectuales que comenzaron a denigrar a los atletas y sus logros “corporales”, destacando que la mente era superior al cuerpo. ¿A qué nos suena? .  Incluso afirmaban que algunos atletas eran estúpidos como animales. ¿Dónde hemos oído esto? . Como ejemplo tomaré al filósofo Jenófanes, un sesudo filósofo nacido en Colofón en el siglo V a.C, al que le interesaba la teología, la naturaleza y el mundo físico, así como el conocimiento humano. Pues bien, a este señor no le gustaba nada que a los buenos atletas se les hicieran tantos reconocimientos cuando tenían éxito, y a él, que era un gran intelectual, se le reconociera tan poco. Vamos que le corroía la envidia, y lo expresaba de esta manera:

“Si un hombre logra una victoria en la lucha o el boxeo, se le concede un sitio de honor en los Juegos… mas no lo merece tanto como yo. Pues mi sabiduría es mejor que la fuerza de los humanos o de los caballos. Es totalmente injusto colocar la fuerza por encima de la sabiduría”.

Lamentablemente estas ideas calaron tanto, que, hasta Galeno, el famoso médico del siglo II d.C., sí el que siempre nos explicaban en las clases, proponía disuadir a los jóvenes de hacerse atletas porque éstos “están tan faltos de razonamiento que ni siquiera saben si tienen cerebro. Son absolutamente incapaces de pensar de forma lógica; son tan estúpidos como los animales”

Como se ve la cosa viene de lejos. Ni siquiera la frase de escritor satírico Juvenal (siglos I y II d.C.) con la que comenzaba este escrito, tiene que ver con cantar las bondades del deporte, pertenece a la Sátira X (línea 356), y estaba referida a la vejez, porque “el que perdió los dos ojos envidia al bizco”, porque en la vejez “no se recuerda el nombre de los sirvientes ni se reconoce la cara del amigo con quien se cenó la noche anterior”, de ahí que si hay que pedir algo a los dioses que sea una mente en buen estado junto a un cuerpo libre de enfermedades: ‘Orandum est ut sit mens sana in corpore sano’. Pero apareció un tal John Hulley ,y en 1861, la empleó como lema para el Club de Atletismo de Liverpool que se acaba de constituir, y se convirtió en una frase para la eternidad.

En fin, estamos rodeado de Jenófanes aunque no nos lo digan abiertamente. Y como bien escribe el miembro de la Sociedad Británica de Psicología, de la Royal Society of Arts y de la Academia de las Ciencias Sociales, Guy Claxton, hay un gran empeño en “aspirar a una vida incorpórea, y a enriquecer a los escolares mentalmente y empobrecerlos corporalmente”. Porca miseria.

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CREER

Nunca debemos minusvalorar el papel de las creencias, y de cómo el hecho de que unos escolares crean que son poco competentes en una materia hace que se comporten de tal forma que su creencia se cumpla.

Proponemos una serie de estrategias para favorecer que los escolares retomen el control de sus vidas y se enfrente a la práctica en las clases con el convencimiento de que es posible mejorar.

1º. Cuando estos escolares fracasen hay que trasmitirles que es posible superar esa situación con trabajo y dedicación, pero el primero que tiene que creerlo es el propio profesor.

2º Es necesario favorecer que los escolares expresen el esfuerzo que están desplegando, que se den cuenta del valor de su trabajo, y de que lo consideras y reconoces.

3º Hay que estar muy atento a qué cree que se debe que no le salgan las cosas bien, evitando que recurran al conocido eslogan de “yo no sirvo para la gimnasia”. Este tipo de explicaciones son las que menos favorecen el progreso. Hay que destacarles que con esfuerzo y cambiando de estrategia se puede mejorar (mentalidad de crecimiento).

4º Siempre hay algo que puede destacarse, que haya salido bien, todo no puede estar mal. Debemos destacar estos aspectos y ofrecer oportunidades de práctica y tareas que se ajusten a las posibilidades de los escolares.

5º Saborear de vez en cuando el éxito, y hacerles sentir que son la causa de sus propios resultados es fundamental. No pueden vivir las clases de educación física pensando que lo que consiguen se debe a la suerte o a la ayuda de otras personas. 

6º. Preguntemos primero y actuemos después.

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Sobre la costumbre de valorar la Condición Física

Evaluar la condición física de los escolares con baja competencia motriz siempre ha presentado problemas poco atendidos por los profesores. El principal está ligado a los propios tests. Para muchos escolares la propia ejecución coordinada de estas   pruebas en sí mismo ya es un problema. No se debería olvidar que para estos escolares pruebas que a priori pueden parecer sencillas de llevar a cabo, pueden convertirse en un verdadero desafío. Es por ello que el profesor debiera pensar en otras posibles versiones y adaptaciones de las pruebas.

Otro de los problemas es el contexto social en el que se llevan a cabo las pruebas. En muchas de ellas se reclama la participación en grupo, como, por ejemplo, las carreras cortas o las carreras largas. Estos escolares tratarán de salir airosos de estas situaciones lo antes posible,  y nunca se llegará a saber con certeza lo que realmente son capaces de rendir, llegar siempre el último es una humillación que a nadie le agrada. A ellos tampoco.

Publicitar en voz alta los resultados para que todos sepan quién es el que el peor en esa prueba, el que consigue menos abdominales o es el más lento, no es una buena costumbre. Parece más apropiado dar de forma particular los resultados obtenidos, favoreciendo que cada escolar vea su propio progreso sin tener que estar siempre siendo comparado con los demás.

Por último, sería adecuado reflexionar cuál es el papel de la medición de la condición física en medio escolar. De qué sirven las pruebas de flexibilidad, de velocidad, de fuerza, de resistencia, si en las clases no se trabaja de manera deliberada estas aptitudes. ¿Para qué emplear tanto tiempo en aplicarlas si su utilidad queda en entredicho? Pensar que los escolares no son capaces de realizar este razonamiento, es valorar poco a los alumnos. Veamos lo que un internauta respondía cuando se preguntaba a sí mismo: ¿qué coño es la educación física?:

“…colgarse de unas espalderas cual jamones?, ¿hacer no sé cuántos abdominales mal hechos rompiéndote la espalda?, ¿correr por cemento bajo el solazo? , o medirte la flexibilidad con una tabla cuando no se hace ni un ejercicio de flexibilidad en las clases???”

Tal vez sea más adecuado emplear ese tiempo en seguir practicando y aprendiendo.

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Mentalidad de Crecimiento

Que algunos escolares asuman que no tienen talento para la educación física es uno de los grandes peligros que presenta esta asignatura. Ya la profesora de la Universidad de Standford, Carol Dweck, alertó sobre esta cuestión.

Aceptar que la Competencia Motriz es algo que se tiene o no se tiene, y que, por lo tanto, unos serán buenos y otros están determinados por la naturaleza a ser malos, ha estado presente durante mucho tiempo en la mente de muchos padres y profesores.

Para la profesora Dweck hay que cultivar en las mentes de padres, profesores, entrenadores y escolares el pensamiento de que siempre existe la posibilidad de crecer, de desarrollarse si en ello se pone los medios y el empeño necesarios. Los profesores tenemos la obligación de ser buenos observadores y escuchantes de a qué atribuyen los escolares sus éxitos y fracasos en las clases.

No todos los escolares aprenden y progresan a la misma velocidad, y es muy probable que los menos competentes atribuyan su fracaso a la ausencia de las cualidades necesarias, cualidades que ellos consideran que no tienen, que otros les dicen que no tienen, que hasta en su casa aceptan que no las tengan, pero que otros compañeros sí poseen.

Es en ese punto donde hay que actuar para cambiar ese estilo explicativo pesimista no solo con palabras sino ofreciéndoles actividades y tareas que les hagan ver que se puede mejorar, lentamente, pero se puede mejorar.

Necesitan desarrollar una mentalidad de crecimiento, pero, para que esa mentalidad se desarrolle, debe estar también presente en la mente del profesor y de los padres.

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Estar solo

El profesor Álvaro Pascual Leone afirma que la soledad mata. Para este neurocientífico, si el ejercicio físico es importante para la salud, tan importante como él, es tener relaciones. Saber que existen otras personas que se preocupan de uno y que te apoyan en todo momento.

Muchos escolares con baja competencia motriz se sienten solos y su red de amistades es muy reducida. Su aislamiento en las clases viene provocado por el trato poco amable que en numerosas ocasiones le dispensan sus compañerosLa cuestión es que estos escolares nos sienten este apoyo. Los demás compañeros no suelen preocuparse de ellos en las clases, en todo caso, les critican y se ríen de ellos, lo que hace que desarrollen un estilo pesimista que les lleva a verlo todo en un todo desfavorable. Las vivencias continuadas de fracaso afectan a su funcionamiento biológico y cerebral, ya que las situaciones de distrés generan toda una serie de reacciones bioquímicas que influyen en la  salud y las defensas del escolar, en su disponibilidad para aprender, su concentración y sobre todo, en el sentido que tienen las clases de educación física en su vida.

Aprender a ser optimista es una de las estrategias que más agradece nuestro cerebro, de ahí que, aunque se vea el vaso medio vacío, incluso fingir que se ve medio lleno, es la mejor opción. Los profesores de educación física deberíamos ser capaces de detectar estas situaciones para disminuir sus efectos y colocarlos en niveles manejables. No deberíamos convertirnos en un problema añadido para estos escolares, que se sentirán más solos y tratarán por todos los medios de huir de las clases.

Recordemos con Mark Twain que «No hay una imagen más triste que la de un joven pesimista «.

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